Los que me seguís en Instagram, sabréis que a finales de agosto pasamos cuatro días en el Empordà. Normalmente, nuestras visitas a esa maravillosa tierra se basaban en playa, calas, sol y buen comer. Cuando éramos más jóvenes, alquilábamos un apartamento de seis con nuestros amigos y nos metíamos 15. Con los años fuimos centrándonos y viviendo los veranos más de relax, y ahora que tenemos niñas, lo que queríamos era algo tranquilo, calma y algo de playa. Y por suerte, los abuelos se encargaron de llevarnos al sitio ideal: Ca l’Anguila.
Ca l’Anguila es una casa rural situada en la comarca del Baix Empordà, a 300 metros del precioso pueblo medieval de Peratallada. Es un municipio de interior, a escasos minutos de las playas más cercanas, pero os aseguro que a ese pueblo no le hace falta mar ni barquitos para ser de diez. Pero hoy os vengo a hablar de esa casa. No habíamos estado nunca, y la verdad es que nos encantó y no nos defraudó nada.